viernes, 7 de marzo de 2014

Incertidumbre

Ni tú ni yo sabremos nunca qué esconde
La noche de la desolación y la tristeza.
Podemos entrever en los días serenos la rutina que agobia,
El trajinar por la casa y las cosas
Que mudas asisten al paso de los días y
A la lenta marcha de las noches.
Nadie sabe qué le aguarda en la esquina, ni el asesino
Que oculta el arma homicida, ni el que lo persigue. Nadie
Ni siquiera la mujer que dará a luz y sabe
Que parirá en ese instante. Nadie
Sabe. Nadie.
Algunos sospechan las intrincadas horas que les aguardan
Porque no ha salido nada bien en sus vidas.
Por qué no habría de seguir igual, se dicen. Los otros,
Los felices, insisten en que todo está OK sólo porque se les antoja,
Y a veces sale como esperaban o mejor aún.
Alguien recita que el destino escrito caerá y se cumplirá
Para bien o mal. Mentiras.
Nadie lo sabe. Nada nunca es seguro,
Todo efímero e incierto. Menos
Las certezas de los catecismos y las palabras santas.
Siglos de andar en las tinieblas los hombres nada
Sabemos de la vida, salvo lo que nos toca y contamos
como monedas en las manos del avaro, una y otra vez.

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