sábado, 8 de julio de 2017

capítulo 20 de la novela 82/79


Marianne de Baux

Mariagrazia y Marianne, madre e hija, instalaron la farmacia y perfumería en una casona de tres plantas de Alta Córdoba, allí había espacio para el laboratorio, la farmacia y la casa familiar. Después de vivir tanto tiempo en la capital, alejadas de la familia, decidieron volver, para estar más cerca de los abuelos y de la vida natural, en las sierras.
Ahora, Don Antonio estaba muy viejo para dar órdenes y Gardenia se había apagado por los años y la falta de voluntad. Mariagrazia se los llevó a vivir a su casa. La fábrica de embutidos y el campo estaban en manos de los encargados. Habían trabajado tanto, que ahora se merecían un descanso. A regañadientes se establecieron con ellas, tenían la promesa de que todos pasaran un tiempo en Colonia Caroya también.
En Buenos Aires, tuvo su primer laboratorio y volvió a soñar como en los viejos tiempos. Más que al comercio, se dedicó nuevamente a probar fragancias, destilar flores, hacer recetas. Tantos años de estudio para ser farmacéutico y después uno se convierte en un almacenero vendiendo aspirinas, tónicos y pastillas, decía. Por eso decidió retomar su pasión juvenil.
A Mariagrazia le hubiera gustado que su hija siguiera su vocación, pero eligió la pintura. Ella fue quien más había insistido en volver a las sierras. Quiero pintar esos paisajes, oler esos yuyos, bañarme en esos ríos, decía. A la madre los recuerdos le amargaban la vida, sobre todo cuando decía quiero encontrarme con mi historia, necesito armar la historia familiar.
Entonces, Marianne la convenció, después de ponerse en contacto con pintores cordobeses y con perfumistas de Traslasierra.
-Vamos, mamá, tenés que tener tu fragancia… Es cumplir con un sueño…Te dedicaste a mí toda la vida, tenés que hacer algo para vos… Volvé a los perfumes… Ya pensé cómo se va a llamar: Marì de Baux Eau de toilette, o si no, Eau de parfum, como sea que se llame. Si querés, lo llamamos Eau sacreé or (Agua de Oro Sacro).
- Sos terrible... Ay, mi nena querida, siempre logra lo que se propone...
Marianne era bella y delicada y tenía gran poder de persuasión.
Volvieron a Córdoba, lo hacía por ella, como todo. Desde que Marianne nació, se había olvidado de sí.
Habían transcurrido dieciocho años del casamiento impuesto con Hugues y la separación de Obdulio aún tenía gusto amargo.