lunes, 14 de marzo de 2016

El hombre tiene miedo

Cuando un hombre tiene miedo, se le nota. Ser elegido para una función para la cual no se está preparado, es serio. Más cuando se es elegido para presidir una República. No digo país, porque circulan diversos poderes de arriba abajo y viceversa. Una res publicae, una cosa pública, de todos. No de unos pocos.
Cuando un hombre tiene miedo, se le desfigura el rostro. La musculatura se tensa. Los ojos vidriosos reflejan más verdades que cualquier diario amigo o protector. Y las imágenes lo muestran.
Cuando un señor, que ha cometido exabruptos y ha dicho mentiras varias, desmantela la precaria felicidad de los que menos tienen, sabe que hace mal y daña; entonces, tiene miedo.
Cualquier predicción puede parecerse a una falsa profecía o a un deseo de irremediable apocalipsis. No, el tipo sabe que está todo mal y que vamos a estar peor, que las personas sufren si no hay comida en la mesa, que si no hay trabajo, no se come, que los niños (TODOS) deben ir a la escuela a aprender y recibir amor (NO A COMER). Por eso teme.
Y pone más policías y gendarmes para que lo protejan, porque los otros, esos que no  tienen nada, ni entienden ni saben nada, son capaces de hacer algo, por ejemplo, que la república funcione, que la tortilla se vuelva.
Que la tortilla se vuelva...
Es para temer, al fin y al cabo, hay que darle la razón, al menos en esto del temor al pueblo soberano.