Algunas palabras se agitan convulsas.
Nunca dijimos todo.
El dolor manda y silencia.
Hay tiranos adheridos en los huecos, grises
Dobleces de la memoria. Tiranos
Incrustados en los cuellos quitan el aliento
Y en las manos
Ajustan cadenas invisibles,
Lastiman indiferentes.
No pudimos hablar.
Ocultos debajo de las sábanas
Esqueletos escuálidos lloran
entre las almohadas.
No decir.
Silencio. No se debe hablar.
Acordamos
tácitamente no lastimarnos
También con las palabras.
Esquirlas muerden desde adentro.
El silencio anuda retorciéndose
Desgarrando
Y se pudre la carne.
Revienta en pus la memoria de lo no dicho.
Yo lo sé hoy, pero ya es tarde.
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