miércoles, 5 de febrero de 2014

Los niños maltratados

"Una escuela de terror en la Florida

Una institución que funcionó desde 1900 hasta 2011 recibió históricas denuncias por malos tratos y abusos contra los niños y adolescentes internados allí. Ahora, antropólogos descubrieron enterrados los restos de 55 cuerpos. Y creen que hay muchos más." De página 12
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-239171-2014-02-05.html



  LAS MUJERES                                                                                        

Los niños maltratados

  No se acuerda cuándo fue, pero  la noción más remota que tiene de  su vida es una paliza. Tendría tres años y, corriendo detrás de la mamá, cruzó la ruta. Por poco, un colectivo casi la atropella. Pero, no. En cambio, tuvo que soportar los golpes del viejo. ¿De qué se habrá tratado eso, pensaba? Tal vez, como una enseñanza.
  No recuerda cariños o mimos masculinos. Le daba miedo la cara que ponía cuando estaba enojado.
  Lo veían poco, ella igual lo quería. Cuando llegaba, se alegraba por un ratito. Después, no. Siempre pasaba algo y castigaba a los niños. “Tiene la mano muy pesada”.  “Mirá que le cuento a tu padre…” y le contaba. “Ya van a ver cuando vuelva tu padre” y  en una retahíla de acusaciones lo volvía loco (que mucho no le faltaba) y los molía a palos con  odio, con  furor, que no podía saberse de dónde  venía. Él era como  una usina de odio.
   No es fácil amar y tener terror al mismo tiempo. Amar y temer. Sin embargo, cuando uno es chico no entiende de muchas cosas y cuando eso pasa,  se calla. Menos  fácil es cambiar  el amor por el odio. Tampoco se  hace sencillo  olvidar.
 Nos educan para el amor. Los mandamientos son claros: Amarás a tu padre, a la madre uno la quiere igual.
   Entonces, sucede que entramos en una zona oscura, poco descifrable para el entendimiento y  no sabemos qué se siente. Pasa que  tapamos los sentimientos como en aquellos entierros funerarios en los que apilaban roca sobre roca para ocultar los restos de un ser que había tenido vida.  Había sido alguien. No sentimos o no queremos  sentir. ¿Para qué, si duele tanto?
  Duele de modo interminable y silencioso. Como el amor. ¿Será también el dolor  como la sangre que nos mantiene vinculados a otros seres que decimos son nuestra familia?. 
  Hay un río silencioso que corre hiriendo cuerpos, memorias, olvidos. Así, el amor, el rencor y el miedo  atraviesan el tiempo,  lentos y contundentes por generaciones. 
  Los niños maltratados. Silenciosos. Oprimidos. Sedientos. Y quema el alma el dolor.


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