Primero, la palabra.
Escribir sin riesgos, sin prisa.
Enarbolar los grandes temas. Fatuidad adolescente.
Más tarde, el amor.
La denodada búsqueda,
El encuentro feliz.
Desolación.
La paloma y el halcón.
El águila y la presa.
Después, fue el león y la gacela.
¿Quién era quién?
Tal vez, sólo tal vez,
De cuando en cuando, de vez en vez,
Alguien fue todo eso.
O quizá, no.
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