Poema del niño
Eras alegre y no sabías
cuanto teníamos.
Que tu pequeño ser era
columna y fortaleza.
No me quites
la alegría de tu risa,
el gesto inefable y pícaro.
Tu rostro angelical desaparece,
cuando el enojo nubla tu mirada.
No me quites el remolino
y la ola de tu risa.
Ríe. Ríete de todo.
Cuando te ríes, yo sigo soñando,
yo sigo creyendo que todavía puedo.
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