martes, 28 de marzo de 2017

Capítulo 8 de 82/79 Los diarios del alquimista

Ocho


EL PAÍS DE LA TIERRA NEGRA


Anotaciones para cuarto año. Prueba escrita. Tema incluido. Avisarles la fecha. Anotar en el cuaderno de Evaluaciones y trabajos prácticos, pedir el cuaderno mañana sin falta. No olvidarme de hablar con el señor Director del alumno Martínez, Luis.

Los hombres, en todos los tiempos, han querido develar los misterios de la naturaleza, conocer la esencia de las cosas, muy bien, han invertido vida y esfuerzo en observar, reflexionar y aplicar sus ideas.
La curiosidad humana es ilimitada. He aquí el progreso, el motor del progreso. Pensemos entonces en una época lejana, dos mil quinientos años o más, nos situamos en el Antiguo Egipto, tierra maravillosa, no para hablar de faraones o pirámides. Allí nació la alquimia, sí señores, una disciplina menospreciada, considerada por algunos erróneamente que está a mitad de camino entre la ciencia y la fantasía. Sin embargo, muchos de los descubrimientos que ha estado haciendo la ciencia y que siguen haciendo se han originado en la alquimia.
No es cosa de magos, no señores, es ciencia, con el agregado de una cuota de misticismo y espiritualidad, eso sí. Muy bien, los hombres y mujeres que se han dedicado a esto y yo personalmente -lo confieso- buscamos conocer la vida más allá de lo visible, no nos conforman los dogmas religiosos que han frenado siempre el desarrollo de la ciencia y del conocimiento humano, no hay límites, señores, para la sabiduría.
Continúo, la palabra alquimia probablemente derive de Chem o Kemia país de la tierra negra como se conocía a Egipto en los tiempos remotos. Otros dicen que proviene del árabe al-khimiya que significa química; para algunos el origen es hebreo, chemesch, que quiere decir “sol”.
Muy bien, los saberes de los hombres de la Tierra Negra eran seguramente herencia de la Mesopotamia. Allí, en ese territorio, cuna de la Epopeya de Gilgamesh, el héroe que buscaba la inmortalidad, y de los jardines colgantes de Babilonia, una de las maravillas del mundo antiguo, las mujeres fabricaron sus cosméticos con pigmentos minerales, ergo, fueron las mujeres quienes inspiraron a los hombres, los que luego serían los llamados alquimistas. Ellos serían menospreciados por desempeñar tareas femeninas ajenas a la rudeza del trabajo rural o de la guerra, encerrados en laboratorios entre alambiques, retortas, tubos y fuegos. Maravilloso, maravilloso…
Bien, los alquimistas se dedicaron a investigar los elementos de la naturaleza, sus estructuras, el comportamiento de algunos metales, pero deseaban lo que hasta hoy es imposible, cómo decirlo de manera sencilla, deseaban crear, transformar lo conocido y defectuoso, tal vez poco valioso, en algo codiciado por todos: el oro.
En tiempos en que el oro era moneda requerida por reyes y papas, quisieron crearlo. No era avaricia, tal vez haya sido soberbia querer transformar plomo en oro, pero no les bastó esa quimera, fueron más allá, desearon crear vida.
Sólo la literatura lo ha logrado, crear un hombre en un laboratorio, el homúnculo, u obtener la fórmula para conseguir la vida eterna. Sí, es demasiado, es demasiado… Muy bien, en ese camino descubrieron elementos y procesos desconocidos que aún hoy usamos.
Estudiar la historia de la alquimia, nos permite transitar un sendero sinuoso, o más bien muchos, entre la antigüedad y la Edad Media. Haciendo ese recorrido veremos el nacimiento de la química moderna. Aquellos hombres, los alquimistas, dieron los primeros pasos en la ciencia química.
Dirán ah, son químicos antiguos, no no no. Ellos deseaban trascender, trabajaron para obtener vida, vida en el laboratorio y hasta alcanzar la inmortalidad. ¿No es fascinante?



Anotar en las carpetas: Baño de María, piedra filosofal, Elixir de la Vida (con mayúsculas) y serendipia. Traer anotados los significados para la próxima clase. Y repasar el capitulo UNO completo, porque haremos preguntas antes de la prueba escrita.



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