viernes, 20 de junio de 2014

Seminario sobre La carta robada de Jacques Lacan

En el marco de la Licenciatura en Enseñanza de Lengua y Literatura (U.N.L.)  

La determinación del Sujeto por el Significante                                                                            



  “¿Por qué me mientes [... ] , sí, por qué me mientes diciéndome que vas a Cracovia para que yo crea que vas a Lemberg, cuando en realidad es a Cracovia adonde vas? (El seminario sobre La carta robada, p.14. Lacan, Jacques).

  

Parafraseando a Jacques Lacan leemos ( re-escribimos) en La carta robada de Edgar Allan Poe:
¿Por qué me mientes Reina ... para que yo crea que es una carta sin importancia, cuando en realidad puede ser la causa de tu perdición y mi ascenso político?, diría el Ministro.
 O bien, ¿por qué me mientes Ministro ... para que yo crea que es otra carta (otro sello, otro color, otra letra) cuando en realidad es la que yo busco?, suponemos que  diría Dupin.
 
  Lacan contradice, según el descubrimiento psicoanalítico, la armonía preestablecida por Ferdinand De Saussure entre  significado/ significante, el desencuentro del individuo con el mundo, consigo mismo y con el lenguaje. Así, en el ámbito del lenguaje Lacan establece la primacía del significante.
  La oposición consciente/ inconsciente instaura una disimetría fundamental entre lo sabido (la conciencia) y lo que se desconoce (lo inconsciente). Es en la literatura, en el lenguaje poético donde podemos apreciar esa desarmonía, además de reconocerla en el lapsus, el chiste, el sueño. Para Lacan  el significante tiene la primacía sobre el otro plano del signo, el significado,  es el significante el que puede revelar el/ los sentido/ s del texto, el que tiene preeminencia sobre el Sujeto.
  En La carta robada , la carta vuelta con la suscripción hacia arriba, a la vista del observador (Ministro, Rey, policía, Dupin) viene a ser el significante, no porque sea el cuerpo, el exterior, sino porque dice más de lo que cualquiera de los Sujetos pretenden que diga. “Esto les ayudará a no pensar en las verdades que es mejor dejar en la sombra, la cita nos remite también a la manifestación de la preeminencia del significante sobre el sujeto. Lo obvio, lo evidente a los ojos del otro es lo oculto, lo que desean ocultar.
  Primero el Ministro y luego Dupin descubren ese ocultamiento, el significado de la simulación. Lacan nos habla de “significancia” en términos de articulación entre significantes que producirán efectos de significado. Ambos reemplazan la carta por otra, se repite el ocultamiento, aunque sin éxito. La Reina es testigo del cambio que lleva a cabo el Ministro, pero calla para no ser descubierta , por temor al Rey; Dupin también descubre al Ministro y deja otra carta con un mensaje diferente. Difiere de la primera  por el contenido y porque tendrá otro sentido para el que la encuentre.
  El Ministro toma la carta real y deja otra ante los ojos azorados de la Reina, para hacerle saber que está en sus manos, que es él quien tiene el poder de hundirla ante el Rey si la traicionase, si usase la carta políticamente. Desconocido el texto de la carta (significado), se transforma el significante en sentido en sí mismo, en “significancia”, dado que es entonces cuando se produce la articulación entre el significante y los sujetos.
  Ya no interesa si hubo infidelidad o traición de la Reina. La carta, metáfora de lo otro, es lo que cobra valor para los Sujetos. Al final, se repite el procedimiento (un objeto estará en lugar de otro para cambiar, otra vez, de sentido), sin embargo, Dupin podrá “ver” la carta oculta (a la vista de todos),  ya que, como en el juego de pares y nones, es capaz de descubrir el lado oculto de  su contrincante.
  En cambio, el Rey y la policía no ven. El texto nos dice: “Los buscadores tienen una noción de lo real tan inmutable que su búsqueda llega a transformarlo en su objeto... su imbecilidad (ceguera) no es de origen individual o corporativa es de origen subjetivo”, es decir, pueden ver en un solo sentido.
  Leemos: “...es la carta y su desviación la que rige sus entradas y sus papeles... Al pasar bajo su sombra se convierten (los Sujetos) en su reflejo. Al caer en posesión de la carta ... es su sentido el que los posee”.  Ambivalencia, multiplicidad de sentidos, una carta (significante) y tres personajes (Sujetos) que lejos de poseerla son poseídos por ella. La vida, el honor y la fortuna de los tres dependen, en mayor o en menor grado, del significante.
  Para la Reina la carta es amor o traición, complot, la posibilidad de perder la dignidad real. Para el Ministro es ambición, poder, primero el triunfo, después derrota y burla. Para Dupin es lucimiento, dinero, triunfo y venganza al final. Para los “ciegos” (Rey, policía), nada más que una carta, sentido unívoco, dada la “imbecilidad” manifiesta ante el significante. Padece la Reina cuando pierde su carta, ante la posibilidad de ser descubierta. Padecerá el ladrón, después de creerse triunfante. Sin embargo, Dupin, quien no tiene motivos para sufrir, es también en algún sentido, instrumento de la carta. Es él quien la descubre, la recupera y puede hacer que la carta llegue a destino. La carta diferida será restituida.
  La carta, finalmente, sufrirá las variaciones de sentido que corresponden a la articulación del significante con los Sujetos: será carta real, símbolo de un pacto, complot, traición;  poder, ambición, extorsión; burla, venganza, restitución, retorno. La carta robada (diferida) puede ser para el lector, como para Lacan, el recorrido del significante, el desencuentro del individuo con el mundo, consigo mismo y con el lenguaje.

 





La carta robada (The Purloined Letter) es uncuento del escritor estadounidense Edgar Allan Poe publicado por primera vez en diciembre de 1844 en The Gift. Más tarde se reprodujo en numerosos periódicos y revistas.
Es la última de las tres historias protagonizadas por el detective Auguste Dupin.



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