Mudanza.
No sabemos, pero
caminamos
Hacia el destino que
nos escoge
O que construimos cada
vez que respiramos,
Que besamos al que
amamos
O que nos miramos en
los otros.
Metamorfosis.
Cambió el ser
Esa vez que deseamos
encontrar el reposo en el acantilado
Y le dimos la espalda para seguir
Temblando de miedo en
la cornisa
(Por seguir vivos, incluso
por morir); cambiamos
Cuando el juego se
acaba y no hay revancha,
Aunque siga el perpetuo
afán de ganar.
Cada minuto somos y
dejamos de ser
Con la alegría del
recién nacido,
A pesar de la angustia
y el desasosiego.
Fugacidad.
El amor sigue tejiendo
la vida en las esquinas,
En las frutas maduras
del verano,
En la rosa, que nace fragante
y muere temprano,
En la rama que espera
la leve silueta del ave
Que llega y canta y se
va a otra rama
Y no regresará nunca (no
la verá entre tantas,
O no la deseará más o veloz
elegirá otra).
Entonces se secará, se
quebrará, será talado el árbol
Esperando con amor devastado,
Pero cada astilla guardará el recuerdo del canto
Pero cada astilla guardará el recuerdo del canto
Hasta el final.
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