sábado, 10 de junio de 2017

Capítulo 17, 82/79 Los diarios del alquimista

Diecisiete
LA GUERRA


Hughes de Baux, había nacido en la región de Burdeos a principios del siglo XX, dentro de una familia de dudosa aristocracia. Los de Baux eran dueños de un châteaux, que producía vinos de mesa y otros para exportación, aunque la familia escapó del trabajo rural y prefirió establecerse en París para disfrutar de la vida. Durante la Belle Époque, gastaron más de la cuenta, sin embargo mantuvieron sus propiedades, la bodega y los viñedos en la provincia.
La infancia de Hugues estuvo atravesada por la Gran Guerra, entre 1914 y 1918. En 1930 había viajado a la Argentina por negocios y decidió quedarse, vivía entre Buenos Aires y París, aunque después de su casamiento con Marì no había vuelto a su tierra. El nuevo conflicto bélico cambió su historia y la de todos. Regresó para asistir a sus padres, según dijo, que estaban sufriendo las consecuencias de la ocupación alemana.
-El deber me llama, le dijo a Marì.
Y se despidieron sin tristeza, llevaban poco más de un año de casados. Marì tenía a Marianne, él seguía siendo un devoto enamorado, aunque ella seguía gélida.
Además de dedicarse a Marianne como una buena madre, asistía a clases. En la Universidad de Buenos Aires muchas mujeres se dedicaban a la medicina, algunas a la obstetricia y otras a enfermería o farmacia. Eran carreras en las que se desempeñaban sin padecer los prejuicios sociales del patriarcado. Hugues le había permitido hacer lo que más le gustaba, estudiar farmacia y tener un laboratorio.
Cuando él regresó a París, tuvo el presentimiento de que no lo volvería a ver. Aceptaba que la guerra era motivo suficiente para que se ocupara de la familia y de sus negocios. Le dijo que si él quería ella también iría a Francia con la niña, más tarde, cuando todo terminara, porque un día esto va a terminar, querido.
Hugues era un hombre comprensivo y generoso. Nunca le preguntó por el padre de su hija, no le hizo reproches. Esperó a que ella lo aceptara por cariño y durmieron juntos después de tres meses de casados.
Marì se había prometido quererlo, para eso debía olvidar a Obdulio. Después de todo, si no hay dos, no hay amor. Un amor partido al medio no es amor y nadie es feliz, decía ella por aquellos días.
No tuvieron noticias de Hugues de Baux hasta que le llegó a su casa una citación de la Embajada de Francia. Ella debía comparecer a declarar por las actividades subversivas del francés.
En el tiempo de la ocupación alemana, muchos lucharon en la clandestinidad. Charles de Gaulle era el líder de la Resistencia y se había instalado en Londres fundando la Francia Libre, en contra del gobierno de Vichy. Hugues de Baux estaba en la Resistencia.
Las relaciones y contactos de sus parientes, los Ricciardi, le facilitaron las cosas. Ella fue visitada por dos agentes en su casa y todo terminó bien para Marì, que dijo no saber de qué hablaban. Y no mentía.
Volvió a saber de su marido al año siguiente, en 1944. Después de la liberación de París, Hugues no festejó con el pueblo en las calles. Lo encontraron junto a otros civiles caídos, había muerto en una escaramuza en la Plaza de la Concordia.
El Gobierno Provisional francés le reconoció su desempeño en la Liberación de París, envió las condolencias y una medalla al heroísmo. Ella guardaba luto riguroso. Marianne cumpliría tres años y estaban solas.


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