Hoy conocimos a otro nieto recuperado, ya son 119 y la madre vive.
Siguen
cantando
I
Ronda
la memoria
Son sombras esquivas. En
las fábricas
Cantan las sombras,
Cantan
por la sierra.
No
pudo el silencio esconder el canto.
Un día y otro
Comienzan a verse a los niños
escondidos
De los brazos maternos,
Un día u otro conocemos
sus nombres
(Dormidos se los habrán
llevado
O despiertos y en
llanto
De los vientres saqueados).
Ellos cantan, siguen
cantando.
No aparecieron. Los
buscamos,
No alcanzó la muerte para negarlos.
El silencio envolvió el
dolor
En las salas de
tortura,
En las fosas comunes,
En el Río de la Plata.
Qué solos habrán estado
en el fondo del río.
El silencio es río. Ellos siguen cantando.
Los pañuelos se hicieron rondas,
Suplicaron en las
iglesias,
Exigieron en los cuarteles.
Qué solos habrán estado
en los campos de la muerte.
El silencio tiene las
botas puestas. Ellos siguen cantando.
Los hijos en el río, en
las fosas comunes.
Las madres en la plaza.
Las rondas fueron
madres
Han parido más plazas
Por los pueblos, aquí y
allá
Sacuden las palabras, pero el río es sordo.
Qué frío, el
agua y el barro en el fondo del río.
Se rompen siniestras las cadenas que los atan,
Se quiebran los pactos
de silencio.
Hay juicios, jueces, condenados
(Viejos en la cárcel).
Qué solos están en el
fondo del río.
Ellos siguen cantando.
Los buscan.
Golpeando las conciencias
Arrinconaron el olvido.
Los buscan,
Van cada jueves en
ronda,
Van con los sueños anudados
Sujetando
recuerdos
En las camas
deshechas por la ausencia,
En las sillas vacías,
En las miradas tristes.
Y van, tejen la ronda.
Y van, cada jueves de marcha.
Porque ellas no
detienen sus pasos,
Ellos siguen cantando.
II
Una pareja de gorriones
sobre la rama
Intenta trinos.
En la fosa una calavera
Pugna por salir y ser
antorcha,
Hoguera que disemine
fuegos.
Árbol, rama, fosa,
Son a la vez trino y
fogata.
En las fosas
Se oyen,
Sobrevuelan los sueños.
Tiemblan los trinos de
las aves,
De la tierra sale el
fuego y la canción.
Por rigor del destino,
La utopía sigue entonando su canto.
III
Las rompieron,
Incansables amarraron sus
zapatos al amor,
Por eso andan por ahí
edificando pedazos.
Les tajearon el
corazón,
Entonces cada jueves atan la
vida a sus pañuelos.
Porque los pasos de sus
madres se clavaron a la plaza,
Ellos siguen cantando.
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