domingo, 3 de enero de 2016

El cazador

Me miro, no soy yo

Es otra la que habita este territorio

Mío,  viene de lejos, desde la arcaica sombra

De aquellos que anduvieron por desiertos,

De los que se refugiaron en cavernas.

No soy yo, son ellos

Los que hambrientos persiguieron

A la presa.

Yo recojí la obstinación y el cansancio

De esos hombres hoscos y desgreñadas mujeres,

Primeras madres nuestras.

No soy yo, son ellos.

Sus ojos brillaban en las sombras;

Yo también me escondí y huí,

Feroces garras,  sed de sangre.

El animal y el hombre.

El hambre y el terror.

Son ellos

Los que recogieron frutos,

Vieron la  creación completa en la semilla

Y enterraron para que brotara el mínimo universo,

Una y otra  vez.

Ahora, de mí brota la palabra secuestrada,

Enterrada,

Viva.

Son ellos, no yo,

Me habitan,

Estremecen sus voces,

Escucho  lenguas oscuras, vienen desde el fondo de la tierra,

De un tiempo desvaído.

Escribo.

Después del silencio.

Escribo.

El cazador no está. No volverá.

Ahora, puedo descansar en mí.

Ahora, escribo la palabra liberada.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario